lunes, 24 de marzo de 2008

La Alegría de María en la resurrección de Jesús

Después de que colocaron a Jesús en el sepulcro, la Doncella de Nazaret es la única que mantiene su Fe, y se prepara para recibir con gozo el anuncio de la Resurrección de su Hijo. La espera que tiene la Madre de Dios el Sábado Santo, expresa uno de los momentos más grandes de su Fe: En la oscuridad que envuelve a todos, la Bella María confía totalmente en el Dios de la vida y, al recordar las palabras de Jesús, tiene Esperanza en que las Promesas Divinas se realicen plenamente.
La Hermosa Virgen Santísima presente en el monte Calvario en el Viernes Santo (Jn. 19,25) y en el Cenáculo en el día de Pentecostés (Hech. 1,14), probablemente fue una testigo privilegiada también de la Resurrección de Jesús, completando este modo su participación en todos los momentos esenciales del Misterio Pascual.La Bella María al acoger a su Hijo Resucitado, es signo y anticipación de todos los seres humanos, que esperan lograr su realización a través de la resurrección de los muertos.En el tiempo Pascual la Iglesia se dirige a la Madre del Señor y la invita a alegrarse: “¡Reina del Cielo, Alégrate, Aleluya!”

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