domingo, 20 de abril de 2008

Oración del Papa Juan Pablo II consagrando a los jóvenes a la Santísima Virgen María


«Ahí tienes a tu madre» (Juan 19, 27)
Fue Jesús, Virgen María quien desde la cruz nos quiso entregar a ti, no para atenuar sino para confirmar su papel exclusivo de Salvador del mundo.
Si en el discípulo Juan,te fueron confiados todos los hijos de la Iglesia con más motivo me agrada el confiarte a ti, María, los jóvenes del mundo.
A ti, dulce Madre,cuya protección siempre he experimentado,en esta tarde los vuelvo a confiar de nuevo.
Bajo tu manto,en tu protección, ellos buscan refugio.
Tú, Madre de la divina gracia, ¡hazles resplandecer con la belleza de Cristo!
Los jóvenes de este siglo,en la aurora del nuevo milenio, viven todavía los tormentos derivados del pecado,del odio, de la violencia,del terrorismo y de la guerra.
Son también ellos los jóvenes a los que la Iglesia mira con confianza consciente de que con la ayuda de la gracia de Dios lograrán creer y vivir como testigos del Evangelio en el hoy de la historia.
María, ayúdales a responder a su vocación.
Guíales al conocimiento del auténtico amor y bendice sus afectos.
Apóyales en el momento del sufrimiento.Hazles mensajeros intrépidos del saludo de Cristo en el día de Pascua: ¡la paz esté con vosotros!
Con ellos, también yo me encomiendo una vez más a ti y con afecto confiado te repito:«Totus tuus ego sum!»
¡Soy todo tuyo! Y también, cada uno de ellos,conmigo te grita:«Totus tuus!Totus tuus!»
Amén.

domingo, 6 de abril de 2008

Mensaje del Papa Jornada Mundial por las vocaciones


El Papa Benedicto XVI ha publicado su mensaje con motivo de la 44ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Jornada que se celebra el 29 de abril de 2007, IV Domingo de Pascua, sobre el tema «la vocación al servicio de la Iglesia comunión».
Extracto del mensaje del papa:
"Nos dirigimos, finalmente, a María, que animó la primera comunidad en la que «todos perseveraban unánimes en la oración» (cf Hch 1, 14), para que ayude a la Iglesia a ser en el mundo de hoy icono de la Trinidad, signo elocuente del amor divino a todos los hombres. La Virgen, que respondió con prontitud a la llamada del Padre diciendo: «Aquí está la esclava del Señor» (Lc 1, 38), interceda para que no falten en el pueblo cristiano servidores de la alegría divina: sacerdotes que, en comunión con sus Obispos, anuncien fielmente el Evangelio y celebren los sacramentos, cuidando al pueblo de Dios, y estén dispuestos a evangelizar a toda la humanidad. Que ella consiga que también en nuestro tiempo aumente el número de las personas consagradas, que vayan contracorriente, viviendo los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia, y den testimonio profético de Cristo y de su mensaje liberador de salvación. Queridos hermanos y hermanas a los que el Señor llama a vocaciones particulares en la Iglesia, quiero encomendaros de manera especial a María, para que ella que comprendió mejor que nadie el sentido de las palabras de Jesús: «Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica» (Lc 8, 21), os enseñe a escuchar a su divino Hijo. Que os ayude a decir con la vida: «Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad» (Heb 10, 7). Con estos deseos para cada uno, mi recuerdo especial en la oración y mi bendición de corazón para todos."