“Si ponemos en práctica el amor por nuestro prójimo, según el mensaje evangélico, entonces hacemos espacio al señorío de Dios, y su reino se realiza en medio de nosotros. Si en cambio cada uno piensa solo en sus propios intereses, el mundo no puede no ir a la ruina”, afirmó.
El Papa explicó que Jesús “ rechazó el título de rey cuando éste se entendía en sentido político”, y sin embargo, “durante su pasión, reivindicó una realeza singular”: “Mi reino no es de este mundo”.
“El Padre ha confiado al Hijo la misión de dar a los hombres la vida eterna amándoles hasta el supremo sacrificio, y al mismo tiempo le ha conferido el poder de juzgarlos, desde el momento en que se ha hecho Hijo del hombre, en todo similar a nosotros”.
Respecto a las imágenes del Evangelio de hoy, sobre el juicio final, el pontífice explicó que el mensaje que transmite “es extremadamente importante: es la verdad sobre nuestro destino último y sobre el criterio con que seremos juzgados”.
Esta conocida página, afirmó, “forma parte de nuestra civilización. Ha marcado la historia de los pueblos de cultura cristiana: la jerarquía de valores, las instituciones, las múltiples obras benéficas y sociales”.
En este sentido, añadió, “el reino de Dios no es una cuestión de honores o de apariencias”, y por eso “no soporta esas formas hipócritas de quien dice 'Señor, Señor' y después descuida sus mandamientos”.
“Al Señor le importa nuestro bien, es decir, que todo hombre tenga la vida, que especialmente sus hijos más 'pequeños' puedan acceder al banquete que él ha preparado para todos”
El Papa explicó que Jesús “ rechazó el título de rey cuando éste se entendía en sentido político”, y sin embargo, “durante su pasión, reivindicó una realeza singular”: “Mi reino no es de este mundo”.
“El Padre ha confiado al Hijo la misión de dar a los hombres la vida eterna amándoles hasta el supremo sacrificio, y al mismo tiempo le ha conferido el poder de juzgarlos, desde el momento en que se ha hecho Hijo del hombre, en todo similar a nosotros”.
Respecto a las imágenes del Evangelio de hoy, sobre el juicio final, el pontífice explicó que el mensaje que transmite “es extremadamente importante: es la verdad sobre nuestro destino último y sobre el criterio con que seremos juzgados”.
Esta conocida página, afirmó, “forma parte de nuestra civilización. Ha marcado la historia de los pueblos de cultura cristiana: la jerarquía de valores, las instituciones, las múltiples obras benéficas y sociales”.
En este sentido, añadió, “el reino de Dios no es una cuestión de honores o de apariencias”, y por eso “no soporta esas formas hipócritas de quien dice 'Señor, Señor' y después descuida sus mandamientos”.
“Al Señor le importa nuestro bien, es decir, que todo hombre tenga la vida, que especialmente sus hijos más 'pequeños' puedan acceder al banquete que él ha preparado para todos”
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